El ministro de Desarrollo Productivo, Rural y Agua, Óscar Mario Justiniano, aseguró este martes que el proceso iniciado contra el dirigente panificador Rubén Ríos y el exgerente de Emapa, Franklin Flores, no responde a ningún plan de persecución política, sino a hechos que habrían generado un perjuicio millonario al Estado.
“El daño supera los 5 millones de bolivianos, esta
denuncia ha sido interpuesta por esta cartera”, afirmó la autoridad, aunque la
Fiscalía elevó la cifra a Bs 6 millones. Según las investigaciones, se identificó
un “clan familiar” que operaba de manera irregular y que presuntamente era
dirigido por Ríos.
El dirigente de Conapabol ya se encuentra aprehendido
y espera su audiencia cautelar, mientras que su hijo fue arrestado. La Policía
continúa la búsqueda de otro hijo y de la expareja del acusado. En paralelo,
Flores fue declarado rebelde la semana pasada tras incumplir su detención
preventiva por otro proceso relacionado con la construcción de una planta de
papa.
Justiniano sostuvo que existen “serios indicios de
malos manejos, manejos corruptos” en la administración de la harina
subvencionada. “Todo donde hubo subvención hubo corrupción”, advirtió, al
señalar que la investigación alcanzará a todos los implicados sin excepción.
Ríos es investigado por enriquecimiento ilícito,
tráfico de influencias y contratos lesivos al Estado. El ministro calificó el
esquema como una “red” con más involucrados y expresó su confianza en que las
acciones del Ministerio Público permitan “recuperar el dinero que se han robado”.
“Esto no es persecución política, esto es robo a cada
una de las familias bolivianas”, remarcó Justiniano, al insistir en que las
pesquisas abarcan un grupo “mucho mayor” vinculado al entorno familiar del
dirigente. // Fuente: Correo Del Sur

