Un joven emprendedor enfrenta obstáculos y críticas mientras busca ofrecer pan accesible a las familias paceñas, demostrando resiliencia y solidaridad en tiempos de crisis.
En medio de
la incertidumbre por el precio del pan y el golpe al bolsillo de las familias
paceñas, una historia sencilla comenzó a abrirse paso como símbolo de esfuerzo
y empatía. Bryan Aguilar, un joven emprendedor, fue invitado al programa
“Dialogando con el Negro”, conducido por el alcalde Iván Arias, para contar
cómo decidió producir y vender pan a 0,50 centavos como respuesta a la difícil
situación económica que atraviesan miles de hogares.
Bryan produce cerca de
1.200 panes diarios, que comercializa principalmente en la zona de la Garita de
Lima. Su iniciativa no solo llamó la atención por el precio, sino también por
la determinación con la que enfrenta obstáculos cotidianos.
“Da para los 50 centavos, aunque no mucho, pero alcanza”, contó con sinceridad, explicando que el negocio funciona gracias al volumen de venta y al trabajo conjunto con su hermanito.
Durante la entrevista,
relató que en sus primeros días utilizó un horno prestado y que actualmente se
encuentra buscando alternativas para retomar la producción, ya que no siempre
es fácil acceder a un espacio adecuado. Aun así, destacó que la experiencia fue
positiva y que el respaldo municipal fue clave cuando enfrentó presiones para
dejar el lugar donde vendía.
La Alcaldía
recordó el alcalde Arias, autorizó la venta de pan a 0,50 centavos en plazas y
parques, como una medida para proteger a la población en un contexto de alza de
precios de este producto.
El diálogo también
permitió aclarar un punto central: los gobiernos municipales no fijan el precio
del pan, pero sí controlan la sanidad, el gramaje y la inocuidad del producto.
“Cuando salga el precio oficial, vamos a combatir a quienes vendan a 0,80
centavos”, afirmó Arias, subrayando la necesidad de reglas claras y de una
respuesta estructural por parte del nivel central del Estado.
Bryan no ocultó las
dificultades que enfrenta. Contó que incluso hubo intentos de perjudicar a su
familia por sospechas infundadas sobre el uso de hornos ajenos. Pese a ello,
envió un mensaje directo a otros jóvenes: “Sigan adelante, no se rindan”. Sus
palabras resonaron como un llamado a no claudicar, aun cuando el camino esté
marcado por la desconfianza o la falta de apoyo.
La historia de Bryan Aguilar no es solo la de un vendedor de pan barato. Es la de un joven que, con trabajo y convicción, busca aportar desde lo pequeño a un problema mayor, demostrando que la solidaridad y el emprendimiento juvenil pueden convertirse en una forma concreta de resistencia frente a la crisis. // Fuente: AMUN / DC

