Las medidas de seguridad implementadas por rescatistas permiten visitas guiadas para apreciar las múltiples bocas eruptivas abiertas desde mediados de agosto
Los equipos
de rescate de montaña de la Guardia di Finanza mantienen una vigilancia constante en el Monte Etna para garantizar la seguridad de los turistas
que visitan el volcán activo más alto de Europa, mientras los datos científicos indican una
disminución en la intensidad de la actividad eruptiva actual.
Según
declaraciones del comandante de la estación Paolo Bernardini de la Guardia di Finanza en Nicolosi, los equipos de rescate
están desplegados principalmente para monitorear el flujo de turistas que
acceden al volcán acompañados por guías autorizados. “Estamos aquí
principalmente para monitorear la afluencia de turistas, que están todos acompañados por guías. Pero también nos
aseguramos de que los propios guías respeten sus obligaciones. Es decir, no
acercarse demasiado al flujo de lava y mantener los grupos a un máximo de diez
personas”, explicó Bernardini.
Los equipos
de rescate alpino, que incluyen perros especializados, patrullan las zonas de
mayor actividad turística mientras el volcán continúa expulsando
lava por múltiples bocas eruptivas. Las imágenes captadas por drones muestran
corrientes de lava fluyendo desde el cráter, con turistas observando el
espectáculo natural desde distancias seguras bajo supervisión profesional.
Según los
datos instrumentales más recientes del Instituto Nacional de
Geofísica y Vulcanología (INGV), la actividad eruptiva actual está
experimentando una fase de desaceleración. El temblor volcánico, que indica la fuerza
de ascenso del magma dentro de los conductos, ha descendido de valores altos a
medio-bajos, señalando que la actividad cumbre está perdiendo vigor.
La fase eruptiva actual comenzó el 14 de agosto y se ha caracterizado por fenómenos strombolianos, erupciones caracterizadas por explosiones esporádicas y de moderada violencia, en el Cráter Sureste y flujos lávicos originados desde tres fracturas en altitud. Durante las dos semanas de actividad, se han abierto múltiples bocas eruptivas: una a 2.900 metros de altitud el 14 de agosto, otra a 3.100 metros, una tercera a 3.200 metros registrada el 21 de agosto, y posteriormente una cuarta a 2.980 metros de altura.
A pesar de la disminución en la intensidad, los expertos advierten que el Etna permanece impredecible, capaz de pasar en pocas horas de momentos de aparente calma a nuevos episodios de alta energía. La actividad actual produce coladas de lava muy fluidas que se extienden por la ladera suroeste del volcán, así como emisiones de humo y ceniza que se disuelven rápidamente en la atmósfera.
El nivel de
alerta para el tráfico aéreo se mantiene en naranja según el aviso VONA
(Volcano Observatory Notice for Aviation) emitido por el INGV de Catania. Sin
embargo, no se reportan consecuencias
para la operatividad completa del aeropuerto internacional “Vincenzo Bellini”
de Catania, que continúa funcionando normalmente.
La Protección Civil había
implementado medidas precautorias prohibiendo el acceso a la zona cumbre del
volcán y
suspendiendo las excursiones más allá de los 2.500 metros de altitud. No
obstante, las actividades turísticas continúan en las áreas autorizadas bajo
estricta supervisión de guías certificados y equipos de rescate.
El Cuerpo
Forestal de la Región Siciliana ha
realizado inspecciones en las áreas cumbres para monitorear de cerca la
evolución de la fase eruptiva actual. Los agentes han llegado hasta los
cráteres para verificar directamente la dinámica que durante días ha estado
rediseñando el perfil de la montaña.
Los equipos de rescate enfatizan que, por el
momento, las medidas de seguridad están
funcionando efectivamente, permitiendo que los visitantes puedan presenciar
de manera segura uno de los espectáculos naturales más impresionantes de
Europa. Las vistas desde el Etna abarcan la ciudad de Catania y los pueblos que
rodean el volcán, ofreciendo a los turistas una perspectiva única de la
actividad volcánica en curso.
La actividad actual presenta una intensidad
considerablemente menor comparada con las potentes explosiones registradas en
junio pasado, cuando el volcán produjo altas columnas de humo y el colapso
parcial de su cráter principal. // Fuente: INFOBAE