El gobierno de China ha puesto en su punto de mira una emoción que cree que se ha vuelto demasiado común en internet: la desesperanza.
Esta semana, la Administración del Ciberespacio de
China lanzó una campaña de dos meses para frenar las publicaciones en redes
sociales que "exageran excesivamente los sentimientos negativos y
pesimistas".
El objetivo, según las autoridades, es
"rectificar las emociones negativas" y "crear un entorno en
línea más civilizado y racional".
En su objetivo están narrativas como "estudiar es
inútil" y "el trabajo duro es inútil", así como historias que
promueven un "hastío del mundo".
Los jóvenes en China "tienen serias preguntas
sobre las perspectivas futuras de sus vidas" y "deben afrontar el
hecho de que su calidad de vida será probablemente peor que la de la generación
de sus padres", le dice a la BBC Simon Sihang Luo, profesor asistente de
Ciencias Sociales en la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur.
Y la ansiedad de Pekín por la creciente frustración
juvenil se ha manifestado en una ola de sanciones que han afectado a los
influencers y a las plataformas de redes sociales del país. // Fuente: BBC