El club aviador está al borde del colapso futbolístico y a punto de perder la categoría. El equipo se aferra a una frágil tabla de esperanza en el Consejo Superior de la División Profesional.
El club
Jorge Wilstermann, una de las instituciones más laureadas y emblemáticas del
fútbol boliviano, atraviesa hoy las horas más bajas de su historia centenaria.
Lo que antes era un grito de victoria en el estadio Félix Capriles se ha
transformado en un silencio sepulcral que envuelve a una institución en picada,
cuyo destino parece estar inexorablemente marcado por el retorno a la Primera A
de la Asociación de Fútbol de Cochabamba. El Aviador, que supo surcar los
cielos de la Copa Libertadores, hoy se encuentra con los motores apagados y
cayendo en picada hacia el fútbol asociado.
La debacle no es producto del azar, sino de una campaña
deportiva desastrosa. El equipo rojo valluno ocupó el último lugar de la tabla
acumulada del torneo Todos contra Todos de la presente gestión. Las
estadísticas son el reflejo de una crisis que caló hondo en el gramado: en 30
cotejos disputados, Wilstermann apenas obtuvo 19 puntos. El registro es
lapidario: solo 4 victorias, 7 empates y una alarmante cifra de 19 derrotas. En
la cancha, el cuadro aviador perdió la brújula, la mística y, finalmente, la
categoría.
EL “CASO MONTAÑO” Y EL REVÉS EN EL TAS
Durante gran parte del torneo, la campaña del cuadro rojo
fue, sin discusión, la peor de la división profesional. Sin embargo, la
dirigencia y la hinchada se aferraban a una esperanza administrativa, un “as
bajo la manga” que parecía salvarlos del desastre: la situación del club
Aurora. El Equipo del Pueblo había comenzado el certamen con 33 puntos en
contra, debido a una sanción por la adulteración de identidad y edad del
jugador Gabriel Monta-ño. El futbolista había admitido públicamente haber
utilizado la identidad de su hermano fallecido y una edad menor para ser
registrado fraudulentamente como jugador Sub-20.
Bajo esa premisa, Aurora estaba virtualmente descendido
desde el pitazo inicial del torneo. Wilstermann, aun con su pésimo desempeño,
se sentía a salvo bajo la sombra de la tragedia ajena.
Aurora apeló la quita de puntos ante el Tribunal de
Arbitraje Deportivo (TAS) en Suiza. El 19 de diciembre, el veredicto cayó como
un balde de agua fría en la sede aviadora: el fallo fue a favor del cuadro
celeste. El tribunal internacional le restituyó los puntos, dejando a
Wilstermann hundido, solo y sin compañía en el sótano de la tabla.
UNA PESADILLA QUE SE REPITE 15 AÑOS DESPUÉS
Para el
hincha ‘aviador’, este sentimiento de impotencia no es nuevo. Existe un
antecedente que hiela la sangre de quienes recuerdan el año 2010. Hace 15 años,
Wilstermann pasó por la misma pesadilla. En aquella ocasión, luego de una
gestión deportiva deficiente, la dirigencia de entonces también intentó
maniobras de último minuto en los escritorios para anular los descensos y evitar
la caída. El intento fracasó estrepitosamente y, por primera vez en su
historia, el gigante de Cochabamba descendió.
Hoy, la figura parece una copia de aquel trauma. El cuadro
rojo acabó último, pero la dirigencia actual apuesta por repetir la fórmula del
pasado: intentar la anulación de los des-censos en el Consejo Superior de la
División Profesional. Los movimientos “entre bambalinas” no se hicieron
esperar. Se rumoreaba que la dirigencia aviadora había asegurado el voto de la
mayoría de los clubes de la Liga para reformar el campeonato y evitar que
cualquier equipo profesional cayera al fútbol asociado.
EL LIMBO DEL CONSEJO SUPERIOR Y LA SOLEDAD DEL ROJO
La cita clave estaba pactada para el lunes 29 de diciembre.
Sin embargo, la estrategia de los pasillos se topó con una muralla de
ausencias. El Consejo Superior de la División Profesional no pudo sesionar
debido a la falta de quórum: de los 16 equipos que integran la máxima
categoría, solo cuatro representantes estaban presentes en la sala virtual. Este
boicot tácito dejó la decisión en suspenso, postergándola para el martes 30 de
diciembre.
En este ‘limbo’ administrativo, Wilstermann se encuentra con
un pie prácticamente en el vacío. La realidad política dentro de la Federación
Boliviana de Fútbol (FBF) ha cambiado en las últimas horas. Se ha filtrado que
son cada vez más los clubes que se oponen frontalmente a la anulación de los
descensos, considerando que premiar la ineficiencia deportiva dañaría la
credibilidad del torneo. El golpe de gracia vino de su eterno rival: el club
Aurora.
DISPUTAS DE ORGULLO Y EL MILAGRO AUSENTE
Jorge Ferrufino, dirigente de Wilstermann, intentó apelar al
sentimentalismo y al peso institucional del club, sentenciando que perder a
Wilstermann no es “perder a un equipo más”, sino un golpe al corazón del fútbol
boliviano por su masiva hinchada. Estas declaraciones encendieron la mecha de
la rivalidad regional, reviviendo la eterna disputa sobre quién tiene más
seguidores en el valle.
La respuesta de Aurora fue tajante. Su presidente, Jaime
Cornejo, declaró que no habrá solidaridad vecinal en este asunto: “Nos vamos a
oponer a que haya 18 equipos en la Liga”, afirmó, cerrando la puerta a
cualquier reforma que salve al Rojo.
Así, con
los números en rojo en la tabla, sin aliados en la mesa de votación y con la
sombra de 2010 acechando, Wilstermann se asoma al precipicio. El descenso
inminente parece una realidad inevitable, a menos que ocurra un milagro
jurídico que la lógica deportiva ya no puede sustentar. Por el momento, el
aviador está punto de perder sus alas y caer en picada. // Fuente: AEP / DC

