BOLIVIA

TELEVISIÓN

728 x 90

Diciembre ya era tiempo de fiesta en los Andes, antes de la llegada de la Navidad

  • 2025-12-24

Fiestas del solsticio, símbolos de fertilidad y celebraciones juveniles marcaron el cierre del año en las sociedades andinas, una herencia que luego se entrelazó con la festividad cristiana en la Colonia.

Antes del árbol, del pesebre y de la medianoche del 24, diciembre ya marcaba un tiempo especial en los Andes. El sol, la lluvia y la fertilidad de la tierra organizaban el calendario mucho antes de que la Navidad llegara con los españoles. Cuando la celebración cristiana se instaló en Bolivia durante la Colonia, encontró un diciembre que ya tenía dueño.

“La Navidad llegó con los españoles, inclusive hay lugares en el país que se llaman Navidad, y ellos disfrutaron de este tipo de tradición”, explicó Milton Eyzaguirre, antropólogo y jefe de la Unidad de Extensión del Museo de Etnografía y Folklore (Musef), en entrevista con Ahora El Pueblo.

Eyzaguirre relató que, entre 1553 y 1585, los concilios limenses impulsaron un programa de extirpación de idolatrías, con el objetivo de reemplazar el culto a las deidades locales por figuras del cristianismo. “Para lograrlo, las festividades católicas ocuparon fechas clave del calendario andino”, señaló.

Un ejemplo claro es el 25 de diciembre, que se superpuso al Kapak Raymi, la gran fiesta del sol que los pueblos de los Andes celebraban el 21 de diciembre durante el solsticio de verano. “Era el momento en que el sol se acerca más a la tierra y activa el ciclo climático relacionado con la lluvia y la siembra”, explicó Eyzaguirre.

La misma lógica se repitió en junio con la fiesta de San Juan, que cubrió el solsticio de invierno. “Los dos personajes más importantes del cristianismo, Jesús y Juan el Bautista, quien bautizó a Jesús, cubrieron festividades locales importantes”, resaltó.

ADAPTACIÓN LOCAL

La imposición del calendario cristiano no borró las prácticas ancestrales. En varias regiones, la Navidad se adaptó al entorno local y tomó formas propias. “El pesebre y la elaboración de pequeños animales en masa o barro provienen de celebraciones agrícolas previas. El 21 de diciembre se preparaban figuras para pedir fertilidad y abundancia. Con la Navidad solo se modificó el sentido religioso, pero la tradición de la tierra se mantuvo”, declaró el antropólogo.

Ese vínculo con la tierra explica por qué los animalitos ocupan un lugar central en la Navidad boliviana. Gallinas, vacas y ovejas representan prosperidad en un periodo que coincide con las lluvias y se extiende hasta el Carnaval.

En mercados rurales y talleres comunitarios, las manos moldean barro y masa de harina, mientras los niños aprenden las formas y los nombres de cada animal, como si pasado y presente se encontrarán en una sola mesa.

NAVIDAD EN LAS REGIONES

La celebración tampoco se vive igual en todo el país. Según Eyzaguirre, la Navidad tiene un fuerte carácter urbano y no atraviesa con igual intensidad todas las regiones. “No es extraño que en algunas comunidades ni siquiera se note la Navidad. Para los mineros y otros sectores, es una fecha más del calendario urbano”, señaló.

Donde la Navidad sí cobra rasgos propios es en Chuquisaca y Potosí. Allí, la festividad se extiende hasta la Fiesta de Reyes y mantiene una dimensión comunitaria. La adoración al niño Jesús convoca a prestes, música y danza. Entre estas expresiones destaca la danza de los chuntunquis, que combina devoción, juventud y encuentro social.

“Normalmente participan jóvenes solteros. El volteo de las mujeres durante el baile de los chuntunquis no es accidental; tiene relación con la fertilidad y la unión dentro de la comunidad”, relató Eyzaguirre.

MESAS BOLIVIANAS

Las mesas bolivianas también reflejan esta identidad regional. Según el antropólogo, en estos casos la Navidad no reemplaza lo local, sino que se fusiona y mantiene el espíritu ancestral y comunitario. “En el contexto de La Paz no tiene tanta fuerza, pero en regiones como Chuquisaca y Potosí la elaboración de los cuneros, la chocolatada y platos especiales como la picana son comunes, junto a elementos de carácter occidental”, explica.

Para Eyzaguirre, lejos de desaparecer frente a la globalización, muchas de estas prácticas viven un proceso de revitalización. Redes sociales como TikTok se han convertido en vitrinas inesperadas para danzas y rituales que antes permanecían relegados.

“Lo que estaba aislado ahora se reivindica”, asegura. Las tradiciones ancestrales regresan a la escena pública y conviven con lo global, lo que muestra que diciembre sigue siendo un mes de múltiples capas. // Fuente: AEP / DC