El subteniente implicado en la investigación por homicidio en el caso Cotapachi será sometido a una audiencia de medidas cautelares este jueves por la tarde. Debido a su estado de salud, permanece internado y a la espera de una nueva cirugía, la sesión se llevará a cabo de manera virtual, según informaron fuentes policiales.

La familia del funcionario pidió apoyo a la población y expresó su confianza en que el proceso se desarrolle con imparcialidad. Aseguran que el subteniente actuó únicamente para proteger su vida y la de sus camaradas durante los hechos registrados en el botadero de Cotapachi.

En un informe remitido al comandante departamental, el subteniente relató que él y otros tres policías quedaron “totalmente acorralados” por cerca de un centenar de comunarios cuando intentaban desarrollar un operativo. En su declaración detalló que, pese a los intentos de diálogo y al uso previo de agentes químicos —que ya se encontraban agotados— fueron arrastrados colina abajo mientras recibían golpes, pedradas, dinamitas y amenazas directas.

El uniformado indicó además que una funcionaria policial fue agredida con brutalidad, incluso después de que pidiera que se respete su condición de mujer, lo que agravó el nivel de violencia en el lugar.

Según su versión, la situación se tornó crítica cuando un comunario apareció con una botella con gasolina y otro lanzó la advertencia: “Échenles gasolina, los quemaremos aquí”. Ante lo que describió como una “amenaza real e inminente”, y al no contar con medios menos letales, dijo que realizó disparos disuasivos al suelo y, posteriormente, a una “zona permitida” del cuerpo de uno de los manifestantes con la intención de frenar el linchamiento.

El informe afirma que el uso del arma fue legal, necesario y proporcional, en cumplimiento de los manuales institucionales, los principios del uso progresivo de la fuerza y el denominado triángulo de fuerza letal. El subteniente sostiene que, de no haber intervenido, él y los otros policías habrían sido quemados vivos o asesinados por la turba. // Fuente: Correo Del Sur