El
secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis
Almagro, envuelto en actos de corrupción en su gestión, podría dejar el cargo a
fin de mes. Él tuvo responsabilidad en el golpe de Estado de 2019 en Bolivia.
Almagro
está acusado de favorecer con ascensos a una asesora con quien tenía una
relación amorosa. Se encuentra en el centro de las críticas luego de una
investigación sobre 34 viajes de trabajo presuntamente irregulares con la
asesora.
De acuerdo
con la información publicada por The Associated Press, en 15 de estos viajes,
incluyendo aquellos fuera de Estados Unidos, el uruguayo fue solo con la
funcionaria. La asesora recibió ascensos en el organismo durante el tiempo que
mantuvo esa relación.
Según el
portal La Política, un comité externo de abogados hace una investigación que
debe presentar un informe a final de mes, en el que se determine si hubo un
vínculo indebido y si la asesora fue promovida a causa de un trato preferencial
por parte del funcionario. De comprobarse, el funcionario deberá dejar el
cargo.
Aunque la
salida de Almagro es casi anunciada, para el analista Henry Baldelomar, desde
hace meses se maneja la posibilidad y no constituiría la primera ocasión de una
destitución por corrupción en la OEA.
“El
antecedente más inmediato, podemos señalar lo ocurrido con Alejandro Orfila en
1984, a raíz también de hechos demostrados de corrupción que fue removido del
cargo”, explicó.
Entonces,
la posibilidad de la remoción de Almagro es probable porque elementos
suficientes como para desarrollar una investigación y determinar la
responsabilidad del Secretario General.
Es señalado
por el papel desempeñado en los últimos años al frente de la OEA, siendo en
alguna medida cómplice de una suerte de golpes blandos que se gestaron y
fundamentalmente en el caso de Bolivia, en 2019, cuando avaló un ‘informe’ de
la comisión que hizo seguimiento a los procesos electorales de ese año y actuó
de forma poco transparente.
“Almagro ha
transitado desde posiciones progresistas a posiciones, podría decirse,
complacientes con la política exterior norteamericana”, recordó el analista.
Para la
analista Susana Bejarano, lo sucedido con Almagro retrata el comportamiento de
quien habla a nombre de la ética y de valores, que están ligados a la
democracia, pero eso siempre fue un discurso que no coincide con su forma de
vida.
“La
situación que vive el señor Almagro retrata su calidad, su escala de valores,
una escala de valores que, por supuesto, deja mucho que desear, para ser una
persona que permanentemente se haya reclamado un paladín de la democracia”,
refirió Bejarano.
Almagro, en
2019, vertió acusaciones temerarias de fraude en el país, sin tener un informe
final. En diciembre de ese año mantuvo un encuentro en Washington con el
entonces presidente el Comité Cívico pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, uno
de los dirigentes que encabezó el golpe de Estado en Bolivia.
Bolivia
acusó en agosto de 2021, ante los países miembros, a Almagro por “injerencia”
al ratificar que hubo fraude en las elecciones presidenciales de 2019, con un
discurso de odio que atentó contra el bloque regional. // AHORA EL PUEBLO