El presidente Luis Arce
propuso este miércoles ante la II Conferencia del Agua de las Naciones Unidas
(ONU) declarar el 2024 como el ‘Año internacional del agua para la vida’, con
miras a que todos los Estados promuevan acciones para hacer frente a la crisis
mundial del recurso hídrico.
“Proponemos que se declare
el año 2024 como el ‘Año internacional del agua para la vida’, promoviendo
desde todos los Estados, con la participación activa de comunidades y
organizaciones sociales; una gran movilización de acciones en todos los
niveles, para hacer frente a la crisis mundial del agua”, dijo el Jefe de
Estado boliviano en el evento internacional que reúne, por primera vez desde
1977, a Gobiernos, empresas y organizaciones civiles para discutir la gestión
mundial del líquido elemento.
La Conferencia del Agua
de la ONU, la primera cumbre de este tipo en casi medio siglo, arrancó este
miércoles en Nueva York, Estados Unidos, en el Día Mundial del Agua, y se
prolongará hasta el viernes.
El Mandatario boliviano
durante su intervención instó a los países del mundo a hacer la transición a un
sistema económico más sustentable y equitativo, que valore la salud a largo
plazo de la Madre Tierra y de las personas, por encima de la ganancia o el
lucro.
Urgió a los jefes de
Estado hacer un esfuerzo colectivo y comprometerse con la suerte de la
humanidad en su conjunto “para transformar la realidad que enfrentamos”. Para
esto afirmó que es fundamental pasar del sistema capitalista, que prioriza la
producción y reproducción del capital, a uno que priorice la producción y reproducción
de la vida.
“Si queremos un futuro
viable para las generaciones presentes y futuras, necesitamos redoblar las
acciones y los compromisos para cambiar el sistema, concibiendo que otro mundo
es posible, si nosotros lo hacemos posible”, señaló ante la multitud.
Pidió también a las
naciones, empresas y organizaciones civiles del mundo reconocer que la carga de
esta crisis del agua recae de manera desproporcionada sobre las comunidades
vulnerables; en particular, en los pueblos indígena originario campesinos, las
mujeres, las niñas y niños. En esa línea aseguró que cualquier solución que se
proponga en ese encuentro debe priorizar las necesidades de estas comunidades
con equidad y justicia social, económica y ecológica.
“Hacemos un llamado a
todas las naciones, para que por encima de nuestras diferencias políticas e
ideológicas, que es normal que existan, trabajemos en la construcción de un
futuro cercano donde todas las personas tengan acceso a agua limpia y segura,
asegurando la integridad de nuestra Madre Tierra”, enfatizó.
En ese contexto,
presentó 10 propuestas para restaurar el equilibrio de los ríos, lagos,
acuíferos y sistemas de vida vinculados al agua del planeta, creados con base
en la sabiduría de los pueblos que conforman el Estado Plurinacional de Bolivia
y sus organizaciones sociales, y llamó a tomar las siguientes acciones:
1. Reafirmar el derecho
al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno
disfrute de la vida y de todos los derechos humanos, como fue establecido en la
Resolución 064/292. Esta resolución debe ser respetada, y fundamentalmente
garantizada para todas las personas y sus sistemas de vida, precautelando
también su derecho al desarrollo integral y sostenible, erradicando la pobreza
en sus múltiples formas y proporcionando respuestas institucionales adecuadas
ante futuras pandemias y otras crisis.
2. Reconocer en la
próxima Asamblea de la Tierra del año 2024, que el agua es el centro de la
vida, estableciendo además a los ríos, lagos, glaciares, acuíferos, cuencas,
sistemas de vida vinculados al agua y la Madre Tierra, como sujeto colectivo de
derechos, escuchando su vulnerabilidad y haciendo eco de la amenaza actual que
sufre su existencia en todos los lugares del mundo.
3. Crear un mecanismo
intergubernamental permanente del agua en Naciones Unidas que promueva el
manejo, la gestión y la conservación del agua, la erradicación de la pobreza y
el desarrollo integral en el marco del cumplimiento de los objetivos
internacionalmente acordados relativos al agua, fortaleciendo los compromisos
políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales; priorizando siempre
el interés colectivo por encima de otros.
4. Solicitar el
nombramiento de un enviado especial de las Naciones Unidas para el agua al
servicio de los Estados, que tenga como misión activar este mecanismo, debiendo
al mismo tiempo informar sobre sus acciones de seguimiento al pleno de la
Asamblea de manera permanente.
5. Reconocer a las
autoridades de la gestión comunitaria del agua y el saneamiento básico de los
Pueblos Indígena Originario Campesinos y de las comunidades locales, que desde
su concepción protegen el agua como sustento de la vida, promoviendo incentivos
de diverso tipo para su ampliación y fortalecimiento.
6. Establecer la
condonación de deudas de los países en desarrollo cuyos recursos financieros
hayan sido asignados a la provisión de acceso al agua, a la adaptación hídrica
y la resiliencia climática, en función a perdidas y daños sufridos.
7. Exhortar a los
países desarrollados a que proporcionen mayores recursos financieros,
asistencia y transferencia de tecnología a los eufemísticamente denominados
“países en desarrollo”, a través de los organismos internacionales y
multilaterales para conservar el agua y amortiguar los impactos de la crisis
hídrica.
8. Exhortar a que todos
los países actualicen las legislaciones nacionales para garantizar la
protección y conservación de las fuentes de agua, el acceso equitativo y justo
al agua para todos los usos y por todos los seres vivos, promoviendo la
participación de mujeres, jóvenes, pueblos indígena originario campesinos,
pueblos afrodescendientes y grupos vulnerables.
9. Reconocer la
importante interrelación que existe entre el agua y la soberanía alimentaria de
nuestros pueblos, la generación de energía y el mantenimiento de los sistemas
de vida como base fundamental, bajo un esquema integrador y de restauración de
la armonía con la Madre Tierra.
10. Visibilizar al agua
como un elemento de paz e integración de los pueblos, mediante el cual los
estados cooperan para garantizar la protección de las fuentes de agua y el uso
razonable y equitativo de las cuencas y acuíferos transfronterizos. // Ahora el
Pueblo