Expertos destacan la importancia de garantizar, como país, seguridad jurídica, económica, política, reglas claras, previsibilidad, licencias ambientales previas para impulsar el negocio del litio y dar continuidad a lo avanzado hasta el momento, porque atraer inversión al país y que acepten el marco jurídico vigente no es fácil.
Estas percepciones se trataron en el conversatorio “El Futuro del Litio en Bolivia, seguridad jurídica, y oportunidades globales”, realizado en la ciudad de La Paz y que contó como expositores a Alfonso Pérez, gerente de Proyectos y Contratos de YLB (El litio en Bolivia: realidades y visión futura), Ernesto Rossell, socio director de Estrategias Corporativas Globales (Perspectivas internacionales del litio y seguridad jurídica), Alberto Pérez, presidente de COMCIPO (Perspectivas y demandas de Potosí), Ricardo Cardona, docente de la UMSA y consultor internacional (Litio extracción directa con cadena de valor agregado) y Andrés Brockmann, consultor internacional en litio y Oil&Gas (Litio en Bolivia, la ventana de oportunidad).
El evento se realizó con el auspicio del diario La Razón y el portal Urgente.bo eLpasado martes 16 de septiembre en la ciudad de La Paz.
Sobre las perspectivas internacionales del litio y la seguridad jurídica, Rossel señaló que los inversionistas no llegan a los países a hacer caridad, sino para generar excedentes y, para ello, la oferta de las naciones que quieren atraer capital privado, debe ser atractiva.
Añadió que Bolivia ha sufrido un retraso con los Tratados Bilaterales de Inversión, porque, hoy en día, Bolivia ya no protege a la Inversión Extranjera Directa (IED), como cuando el país era parte del Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), y por eso es que en los contratos se debe dar garantías al respecto.
Esto es importante para cuando se presenten controversias, no se paralicen los proyectos, si el país puede garantizar esto y otros aspectos como licencias ambientales, flexibilidad regulatoria se puede conseguir socios de categoría.
Si el 51% de presencia del Estado se considera un problema, esto puede ser solucionado con un Gobierno Corporativo, cesiones y conformación de comités de decisiones conjuntas con el inversionista.
Rossel recordó que Bolivia en 2019 anuló por decreto un contrato de litio con una empresa alemana y desde la perspectiva internacional, no basta un borrón y cuenta nueva, esto tiene un costo y siempre habrá el riesgo en el imaginario de los inversionistas de que esto se repita.
Por eso es que hoy tras la firma de contratos con una empresa China y otra de Rusia, se evalúa a Bolivia y se analiza qué tipo de socio es, pero hoy esto está en peligro y no se aprueben en la Asamblea Legislativo y la palabra del Estado ya está comprometida.
Según Rossel, Bolivia debe brindar condiciones a la inversión, porque a diferencia del pasado donde podía existir el interés de los inversionistas por los recursos del litio que posee el país, ahora es el Estado boliviano el que tiene la demanda de atraer capital. Esto porque hay países de la región como Chile, Argentina, con los cuales se debe competir para atraer la llegada de capitales para el desarrollo del litio.
Brockman señaló que hoy Australia es el principal productor de litio, seguida de Chile, China y Argentina. Lo importante es ver la perspectiva que tenemos, cuánto se está produciendo actualmente en el mundo y cuál será el balance entre oferta y demanda en los próximos años.
Australia produce litio a partir de roca (mina), mientras que Chile y China lo obtienen principalmente de salmuera. Las principales reservas se encuentran en Chile, seguidas de Australia y Argentina.
Bolivia, en cambio, posee la mayor cantidad de recursos, que no es lo mismo que reservas: la reserva es el recurso que puede explotarse económicamente. “Hoy, las agencias internacionales y los bancos de inversión no consideran que Bolivia tenga reservas, sino recursos, debido a nuestro marco legal que tenemos y la estructura política, algo que se ha ido cambiando en los últimos años”, precisó.
Para el experto, los bolivianos, deben preguntarse: ¿qué hace Bolivia para ser atractiva a la inversión? ¿Por qué alguien invertiría aquí, si puede ir a Argentina o Chile, que tiene un marco jurídico claro, pero Bolivia cómo tiene que ser lo suficientemente atractiva?, porque no hay una fila de empresas esperando entrar.
“Habrá que preguntarnos también si el litio será importante o las empresas alrededor del litio, ¿también lo son?”, subrayó.
Señaló que ha crecido el nivel de madurez de las tecnologías de extracción directa de litio EDL y la diferencia con otras es básicamente en el consumo de agua y de energía. “Lo interesante es ver con quién estamos hablando a nivel institucional y quiénes realmente tienen la capacidad técnica para avanzar. La mayor parte de las empresas chinas no están en esta tabla, pero algunas sí tienen la suficiente madurez para hacerlo”, apuntó.
Para el experto, el litio no reemplazará los recursos que generaba el gas y proyecto de mil millones de dólares puesto en Potosí o en Oruro, puede traer beneficios, pero más importantes serán las empresas y el clúster que se generen alrededor: empresa de transporte, de seguridad, de catering, de mantenimiento, de construcción, entre otros. El litio en sí será muy relevante, pero las empresas que trabajen alrededor lo serán aún más.
“Si tenemos dos proyectos, la escala es pequeña. Pero si logramos 20, 40 o 60 proyectos, como en Argentina, será mucho más importante. Argentina proyecta alcanzar 60.000 millones de dólares en generación de recursos con el litio, según la madurez de sus proyectos. Nosotros también podemos llegar a algo parecido, pero necesitamos dar condiciones”, remarcó.
Recalcó que se deba analizar que, no hay una fila de empresas desesperadas por entrar en Bolivia. El país debe ser atractivo para los negocios y las inversiones. Es un cambio de mentalidad: las empresas buscan contratos estables, de largo plazo, como matrimonios de 20 años, con equilibrio entre lo que gana la empresa, el Estado y las poblaciones locales.
Alberto Pérez, de Comcipo, manifestó que Potosí no se cierra a la llegada de inversiones y el desarrollo del litio, pero exige reglas claras, que la región se beneficie de los ingresos de este recurso y se reciban las regalías adecuadas por la explotación y se cuide el medio ambiente y el agua.
Alfonso Pérez, gerente de proyectos y contratos de YLB, durante su exposición habló sobre la situación actual de la producción de litio de la empresa, de los ingresos que se esperan y de los convenios y contratos suscritos hasta el momento para impulsar el desarrollo del litio, las tareas de socialización.
Este año las metas de producción de carbonato de litio de la estatal son de 3.500 toneladas y 83.961 toneladas de cloruro de potasio.
Cardona resaltó la importancia que las empresas que se seleccionaron, todas deben tener centros de investigación, como las que ha impulsado Bolivia, que ha demostrado capacidad científica produciendo cátodos de hierro, litio y fósforo, además de baterías. Actualmente existen plantas piloto, pero se debe industrializar. El plan prevé tres plantas de extracción directa y tres de hidróxido de litio solo en Uyuni y el sur, con una producción de 200.000 toneladas al año.
“Bolivia respeta la inversión privada con la Constitución actual, ese mito de que no hay seguridad jurídica o que está prohibida la empresa privada eso es falso. Eso no existe en Perú, Chile o Argentina. El valor agregado debe estar en los contratos. Ahí está la verdadera ganancia”, remarcó.
Para Cardona, Sudamérica debe convertirse en una potencia como China, Rusia, Europa o Estados Unidos, y Bolivia tiene que ser parte de ese mecanismo. “Ahora estamos en la etapa de las baterías, que también sirven para almacenar energía en lugar de usar gas en horas pico, a través de Ende o de las hidroeléctricas”, puntualizó.